jueves, 7 de mayo de 2009

EL INGENIERO Y LOS PÁJAROS

Cuando estudiaba en la escuela de ingenieros, una vez un profesor de Geotecnia (asignatura relacionada con cimentanciones y demás particularidades del terreno) nos contó que colaborando en una obra en México, un colega de por allí le dijo "el agua no es mensa".

Obviamente la pregunta de lo que aquello quería significar no se hizo esperar, y nos explicó que lo que venía a decir este dicho tan popular en ese país es que el agua es un elemento que siempre encuentra una vía para fugarse, colarse, escaparse, en definitiva, que el menor fallo de diseño que tuviera la construcción bastaría para que el agua sola lo ubicara y a partir de ahí comenzara a socavar la estructura.

La verdad es que el agua, uno de los cuatro elementos por excelencia, cuenta con un gran poder destructor.Hay numerosos casos de ríadas que se han llevado campings enteros, o inundaciones que han destrozado poblaciones... ni qué decir tiene el caso de la presa de Tous; sí, la verdad es que el agua es muy destructiva cuando quiere.

Pero no es en esta capacidad destructiva en lo que me vengo a colmar, sino en su poder de colmatación, que es tanto ó más peor.Una inundación es devastador pero rápido, mientras que para el agua colmate algo necesita de un periodo de tiempo mucho mayor, eso sí, una vez que quede colmatado el poder de erosión es imparable.

A la mente me viene aquello de "la gota que colmó el vaso". Esa gota, la más fámosa de todas, colmó mi vaso el primer jueves de mayo:

El miércoles recibí nuevamente la llamada de Nuria, de la agencia de figuración.Esta vez era para ir al programa Estas no son las noticias, de cuatro.A estas alturas ya me estaba empezando a plantear cada vez más el seguir yendo a estas movidas, porque sencillamente ya no creo que me compense.Pero el caso es que me gustaba el programa y sentía curiosidad, y como no tenía nada que hacer en esa semana acepté.

Por la tarde me llamaron para decirme la hora y el lugar donde acudir al día siguiente; pero no era Nuria, era otra muchacha, Sofía, que me ofrecía otro plan distinto:Colaborar en la película "Pájaros de papel", el debut cinematográfico de Emilio Aragón como director.Lo bueno de una película es que la figuración te la pagan en mano, no como con las series que te lo ingresan casi al cabo de tres meses.Ante la oferta de pillar el dinero al momento acepté sin reservas, aunque pregunté cuanto tiempo sería y dónde.Sofía me contó que sería de quedar sobre las doce menos cuarto de la mañana en Legazpy hasta las ocho de la tarde más ó menos.Nos llevarían a rodar a una finca en San Martín de la Vega, en frente del Parque Warner.

Más tarde me volvieron a llamar.Esta vez era una mujer con acento extranjero, como si fuera inglesa, y me dijo que la hora cambiaba a las nueve y media de la mañana.¡Vaya, yo que me había hecho la ilusión de no madrugar!

A la mañana siguiente me personé en el sitio donde esperaba la ruta para llevarnos.Cual fue mi sorpresa cuando me entero que la agencia le había pedido al equipo de la película que nos acercaran ellos porque no venía ningún coordinador de la agencia debido al reducido número de figurantes, con lo cual, cobraría la semana que viene claro.Y lo más importante, no había nadie que velara por nuestros derechos.

Emprendimos el cámino hacia la finca en San Martín de la Vega,Tardamos más ó menos media hora.Al llegar, nos bajamos y entramos.Se respiraba una calama total, todavía no habian llegado muchos miembros del equipo.

El cielo estaba encapotado, amenazaba con llover, pero el rodaje sería a cubierto, con lo cual no importaba.

En una de las casonas grandes que había dispusieron los "camerinos", el set de maquillaje y la zona de dirección.Detras estaban aparcada unas caravanas donde descansaban las estrellas, unos meaderos portátiles, y un par de camiones, con el set de maquillaje bueno (para los actores) y vestuario.

Antes de cambiarnos vino un chaval que se encargaría todo el día de los figurantes.Era regordete, con perilla, vamos que le ponías una gorra roja y parecía Mario Bros.Nos ofreció ir primero a desayunar antes de vestirnos, y nos desplazamos hasta una nave donde estaba el set de grabación.En un rincón había una mesa con bollería, fruta, leche, y cafeteras donde preparar café con leche.Básicamente eran de las modernas que introduces una pastilla dentro y salé el café, como en el anuncio de Nespresso, donde una rubia le roba la suya George Clooney, pues en ese estilo.

Después de desayunar, nos llevaron al otro figurante y a mí, porque sencillamente no éramos más a cambiarnos.En principio sólo se nos iban a ver los pies, íbamos a rodar una secuencia que habían grabado ya otro día y que tenía raccord.Y vosotros diréis ¿qué es eso del raccord?

El raccord es, por decirlo de alguna manera, la coherencia en la continuidad de una grabación.Por ejemplo: Si en una secuencia, aparece una copa encima de una mesa, y al segundo la copa ya no está, eso sería un fallo de raccord.¿Entendido? Bien, pues sigamos.

Al rato aparecieron los dos figurantes que faltaban, en total éramos cuatro.Entable conversación con todos ellos, porque lo importante era pasar el rato hasta que nos llamaran para grabar.Uno de ellos era catalán, y por cierto, el primero al que oir hablar bien de Franco, en el sentido que no exhibía un sentimiento radical catalanista en contra de los madrileños, España o la gente de derechas.No es que tampoco lo defendiera, sencillamente dijo que Franco también había hecho cosas buenas, como implantar la Seguridad Social.Todo esto vino por una anécdota que me contaba de un día anterior, cuando los demás figurantes se pusieron a hacerse fotos de uno que iba caracterizado como el caudillo.

Otro de los figurantes iba a un estilo motorista a lo rebelde sin causa, mismo corte de pelo, mismos andares, con pitillera y papel de fumar.Por lo visto éste había hecho ya de guardia civil y militar otros días.

Y por último había otro, más mayor, cuyo hijo está en bachillerato, que me sonaba su cara de alguna otra colaboración.

Mientras esperábamos, vimos como se rodaba una secuencia con el figurante que decía estilo años 50, Luis, creo que se llamaba, y el actor de la peli, un niño de ocho años más ó menos.Luis solo ponía el cuerpo porque la cara no se le iba a ver, estaba dándole el pase al verdadero actor, que grabó otro día.El tema era éste:Un hombre adulto toca un contrabajo enorme, en el que está metido el niño chico, que abre una ventanita y canta.

No sé si la canción la habría compuesto Emilio Aragón, pero acabé un poco cansado de escucharla tantas veces.

Por fin nos llamaron para rodar.Nos juntaron formando un tumulto de gente sobre unas baldosas, y el niño tenía que pasar entre nosotros para llegar al principio de la fila.Al acabar era la una y cuarto ó así, y entonces dijeron que la figuración había terminado, que suerte, ya?, toda la figuración... excepto yo.

Querían que me quedara para grabar unos cruces en una secuencia, el resto se podían ir.Me la liaron pero bien, porque mis tres compañeros se fueron.Luis había taído su cohe y los acercó donde pudieran coger Cercanías.Yo por el contrario, una vez que terminara, seguramente me tendría que esperar hasta el final de la jornada a que la ruta me acercara a Madrid.

Aquí fue donde empezó mi infierno.

Para empezar me pusieron un abrigo que picaba muchísimo, y el calor que me metía, pero claro se supone que en la peli estamos en pleno invierno.

Tenía que cruzarme por delante de una ventana.Imanol Arias, junto con otros del elenco, estaban dentro de la casona, yo simulaba estar en la calle.Para que no estuviera solo, vistieron a dos del equipo como figurantes, los muy cutres, ya podían haber dejado a los demás, que me quedé literalmente solo.

En uno de los pases, el que me daba la señal para pasar por delante, me dio un ladrillo para que lo llevara conmigo.Viendo la broma de lejos, en cuanto pude lo tiré al suelo, tampoco era plan de hacerlo justo delante de la ventana, aunque daba igual, porque por lo visto solo se apreciaban sombras.

El hombre me dijo luego "muy bien lo del ladrillo,parecías un arquitecto que iba a reconstruir la casa". Con todo el dolor de mi corazón le dije que era ingeniero, a lo que se quedó asombrado, como diciendo,"y entonces qué haces aquí criatura".

Había terminado, peor no tenía coche para volver ó al menos para acercarme a la civilización.Me dijeron de quedarme a comer mientras veian si encontraban un coche que fuera pa Madrid donde colarme.

Intenté buscar una mesa, y al final, como ponerme solo me parecía un poco violento, me senté enfrente de uno de los muchacho que habían puesto a figurar.Pertenecía a la parte de dirección pero cuando hacía falta echaban mano de ellos, y es que los figurantes que me acompañaban por la mañana habían salido haciendo otros papeles en la misma peli, por eso, como yo era una cara nueva me dejaron a mi desfilando solo.

El muchahco terminó enseguida así que al final me quedé comiendo solo. A mi me daba igual, pero pensaba que si hubiera estado acompañado por los demás que se había ido, el tiempo se me habría pasado más rápido y la comida hubiera sido más agradable.

Al terminar me confirmaron que tenía que esperar a que acabaran y volverme con la ruta.Hora estimada, las seis de la tarde, como muy tarde las siete.Eran casi las cuatro, bueno, pues dos horas por delante.

Me cambié, tranquilamente, y me puse a dar un paseo.Para matar el tiempo decidí llamar a Mónica,y preguntarle qué tal el médico.Como tenía todo el tiempo del mundo estuve hablando con ella cerca de una hora.

Ya sólo me faltaba otra, y me la pase esperando por ahí, con los brazos cruzaos, sin saber qué hacer.No sé si era por el día, nublado y negro, pero estaba deprimido.Ya no solo por la espera, y pensar en el tiempo que estaba perdiendo, sino por el trato recibido por el equipo.La gente pasaba de mí, y poco les importaba ver a alguien con cara de poker sin saber qué hacer ni dónde meterse.

Pero bueno, ya eran las séis y habían terminado de rodar.Ya me iba, ó eso creía.El chaval que había estado pendiente de la figuración le llegó a uno de los de producción, por cierto tocayo mío, y le dijo que estuviera pendiente de la ruta para que me pudiera ir, y se desapareció.No volví a verle en toda la tarde.

El hipócrita, después de decirme que estaba buscando un coche donde pudiera colocarme, se fue... en coche, no sé si en el suyo propio o en el de otra persona, pero el caso es que no tuvo ningún reparo en dejarme tirado esperando la ruta después de más de dos horas esperando.

El que me gastó la broma del ladrillo, lo mismo, me preguntó que si estaba esperando la ruta, le dije que sí, y él me animó diciéndome que no tardaría en llegar.De hecho le dijo a uno de producción que a ver qué pasaba, y que estuvieran pendientes de mí... pero a los cinco minutos les veo saliendo con su coche, que iba con él solo. ¿Acaso le dio por preguntarme al menos dónde iba? en el caso de que no le hubiera venido bien todavía podías decir, pues no me lleva porque va en sentido opuesto, pero no, lo más fácil era aparentar...

Y así vi como poco a poco, todo el equipo se iba; un desfile de coches pasó delante de mis narices, mientras que las palabras "no te preocupes que si sale un cohe para Madrid te llevamos" retumbaban en mi cabeza.

Las seis y media, y la ruta que no llegaba.Por lo visto, a ese paso iba a ser el único que se iría en ella, porque la gente se estaba organizando para irse en los coches de los compañeros.

Como era plena operación salida del puente de mayo la carretera estaba congestionada, y además habían terminado antes de lo previsto.

Apenas quedaban dos coches, y los técnicos de sonido y de imagen habían terminado de montar los camiones.De hecho se fueron, y yo todavía seguía allí plantado, sin saber donde ponerme, cómo ponerme, tirado, en medio de la nada, y sin importarle a ninguno de los que estaban allí.

En esos momentos me sentía fatal:Una mezcla de rabia y de impotencia me invadían.

Rabia, porque la culpa de aquello era de la agencia:Si hubiera mandado al coordinador me habría podido acercar hasta algun sitio donde pillar el tren.Pero lo mismo el muy cretino a esas alturas estaba de puente.No tenía a nadie que me representara, que hiciera valer mis derechos, y claro, a los miembros del equipo no les importaba lo más mínimo mis necesidades.

Y por otro lado estaba la impotencia, la peor de las dos:Me decía a mi mismo "¡dios, con lo que he trabajado todos los días de mi vida, para sacar unas buenas notas, estudiar una buena carrera y terminar cuanto antes para asi ejercerla, esforzándome por ser el mejor, para acabar siendo el último mono de un grupo de personas que no saben lo que se pasa con una carrera como la mía pero actúan como si fueran mejores que yo! Y todo esto para que se vieran unas tristes sombras en pantalla, no hay derecho...

Quedaban apenas dos coches. Eran unos pocos chavales, entre los que estaba mi tocayo, al que le habían dejado el marrón de estar pendiente de mí.Uno de los dueños de los coches me dijo que me fuera con ellos, porque la ruta podía llegar a saber qué horas.

Y al final fueron ellos los que me llevaron, a eso de las siete de la tarde.Si no hubiera sido por ellos hubiera estado esperando allí por mucho tiempo más.

Lo único que me llevaron hasta la zona de Avenida de América, bueno un poco antes, donde me dejaron, porque iban a realizar un encargo llevando unos negativos para revelar.Aun así con todo, me hicieron un favor.

Durante el trayecto en metro a mi casa, pude reflexionar lo que había ocurrido.Estaba dominado por el mal sabor de boca y el mal humor que me había ocasionado la experiencia vivida, pero también pensé en que este mundo no me gustaba, y que aunque me había venido bien para ganar unas pelillas, me estaba distrayendo de mi meta. Aunque no pudiera realizar ningún cursillo, podía estudiar por mi cuenta las nuevas normativas de construcción, y hacer lo que fuera para no estar inactivo.

Pero la figuraciíon se terminó para mí.Ésta fue la gota que colmó mi vaso, y eso que mi vaso no se colma con facilidad porque soy paciente y aguanto lo que me echen, pero hay cosas que sencillamente es mejor no aguantar.

A la semana siguiente fui a la agencia a cobrar mi dinero.Ese fatídico día pensaba que tendría que morderme la lengua para no decirles lo mal que me había ido y mandarles a la mierda, pero para entonces ya se me había pasado.Por suerte el finde había estado de por medio y tuve la suerte de celebrar dos cumples con mis amigos y claro, el humor se me alegró.

Además, al ver el dinero en mis manos, aunque no era mucho, las cosas como son, recordé por qué fui a esa finca, y aunque es cierto que no está pagado ni mucho menos, sentí que me lo había ganado con todo el derecho y que esa actitud sería la que me haría llegar algún dia a buen puerto.

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