lunes, 11 de mayo de 2009

DULCE NOSTALGIA

Cuando uno tiene tanto tiempo como el que tengo yo, y sobre todo cuando uno es como yo, no es de extrañar que le de por pensar en un millón de cosas a la vez.

Piensas en todo un poco; en lo que te rodea, en tus preocupaciones, tus planes, los conseguidos y los frsutrados y en lo que quieres hacer con tu vida.La verdad es que esta estapa me está sirviendo para reflexionar bastante e incluso cambiar puntos de vista.

Hay que intentar ser positivo y sacarle una utilidad a todas las experiencias, aunque sean malas.Puede que este paro me saque de la burbuja en la que te metes cuando comienzas la carrera:Una burbuja que te recoge con la esperanza de que una vez pasado el trance de examenes y demás pruebas, fuera de la escuela te espera un futuro brillante.Pero esa burbuja se estalló y me di de bruces contra el suelo.

Bueno, si me ajusto a la verdad, no todo fueron promesas infladas.Hubo quien me dijo que los primeros años de carrera, por lo menos los dos primeros, hasta que las cosas empiezan a marchar con más naturalidad, son bastante duros.El problema es que ahora mismo no cuento con la oportunidad de ejercer mi carrera.

¿De qué me ha servido salir antes de la universidad si no puedo aprovechar la ventaja de ser joven? Mientras la situación se arregla pueden pasar años sin novedades, y eso me aterra.

Ante la falta de noticias, ya no sé si es que no me muevo lo suficiente, ó sencillamente no me se mover.No sé, supongo que lo de encontrar gangas no es lo mío.

Mi posición en estos tiempos es complicada.Ahora mismo un becario cuenta con más papeletas que yo para que lo contraten, porque como recién titulado ya debo cobrar un mínimo por convenio.Y al empresario le interesa más alguien que al fin y al cabo va a realizar el mismo curro que yo pero a menos precio.

Lo aconsejable en mi trabajo es comenzar cuanto antes.Empezar de becario, formarte en la empresa, así, una vez que obtienes el título, ya eres un trabajador cualificado que produce beneficios.

No me puedo quejar de mi periodo en la empresa que me acogiño estos meses atrás de becario.Esta pequeña oficina técnica se convirtió en mi segunda casa, porque conforme iba pasando el proyecto de fin de carrera pasaba más horas.Nunca se me olvidará la noche antes de la entrega, pero esa historia os la contaré otro día, palabra.

El caso es que por aceptar trabajar allí, rechacé dos ofertas de empresas muy importantes:FERROVIAL y SACYR Vallehermoso.¿Quién sabe? Puede que si me hubiera metido de becario para alguna de ellas, habría tenido la oportunidad de pasar a plantilla y a estas alturas seguiría trabajando...

Pero la verdad, no me arrepiento de haber apostado por mi jefe, porque estoy convencido que en ninguna de ellas me habrian tratado como él.No sólo me dio la oportunidad de empezar en este mundillo, sino que además nos trataba a mi amigo Naxo y a mí con una cercanía y una naturalidad que hacía que nos sientiéramos como en casa.Paciente, y comedido, nunca nos dio una voz más alta que otra, y eso que en ocasiones no estuvimos a la altura de las circunstancias.

Y bueno, con el proyecto se portó de lo mejor conmigo, no se limitó a tutorearme, también me apoyó, me dedicó su tiempo y me ayudó a mejorar en lo posible el proyecto, ya fuera mediante si consejo o aportando la infraestructura: El plotter, los programas, etc.

Tengo muy buen recuerdo de esa época, aunque confieso que después de todos los trasiegos que vivi en esos meses acabé un poco saturado.Por eso recibí no con demasaiado pesar estas vacaciones forzosas.Lo malo fue cuando a las tres semanas vi que esto iba para largo.

En una de mis divagaciones diarias, recordé mi época de bachiller.Me acuerdo de una clase en especial, de dibujo técnico de 1º.Estaba hablando con mi profesora, Marisa.

Siempre me acordaré de esa mujer, que profesora más buena, en serio os lo digo.Con lo de buena me refiero sobre todo a su calidad humana, estaba antes la persona que la profesora.Y eso se reflejaba en la hora de darnos clase, y en el trato que nos daba.

Pero ya se sabe, cuando das la mano te toman el brazo, y no se puede ser muy bueno en el instituto porque si no la gente se relaja y no te dejan dar clase.A veces la buena mujer tenía que hacer esfuerzos para hacerse oir, pero aun así no se enfadaba, por eso todo el mundo la respetaba y la quería.

La forma de trabajar era la siguiente.Aunque a priori ella explicaba las lecciones, después el ritmo de trabajo era independiente.Ella nos exigía por semana una serie de ejercicios en fución del temario del libro, de forma que de cada cuantro clases, una era teórica y las otras tres de prácticas.

En esas clases la gente aprovechaba muchas veces para hablar, total, como se podían hacer en casa.Yo en cambio, aunque me lo tomara relajado, la verdad es que ya tenía bastantes deberes de mates y física como para perder el tiempo en clase y acumular otros tantos de dibujo, asi que en aras de un mayor aprovechamiento de mi tiempo solía exprimir aquellas clases al maxímo y acabar con las tareas cuanto antes.

Como el ritmo lo marcaba el grueso de la clase, no era de extrañar que la mayoría de las veces yo fuera adelantado, hasta el punto de que me sobraba tiempo, y viendo Marisa lo aventajado que estaba, decidió ponerme algunas láminas más avanzadas como ejercicio libre que no exigía a los demás claro, eran solo para mi.

Ella, que había estudiado Bellas Artes, se dio cuenta de que tenía predisposición para el dibujo técnico, y al ser un alumno que destacabam entablamos muy buena relación.Verdaderamente la tenia con todos, pero conmigo había una confianza especial, y en esos huecos libres que tenía, y si había tranquilidad en la clase, nos pegábamos una charla de las nuestras.

Su marido era arquitecto.Se casaron cuando ella todavía no había terminado la carrera; me contó que en sus mañanas de recién casados, mientras ella salía para la universidad él se iba a buscar empleo.Hasta que con el paso de los años, él decidió abrir su propio estudio, y al pedirle consejo a su mujer, Marisa, para que os hagáis una idea de cómo era, le contestó: "Míralo así, qué prefieres? Ser libre ó que sentirte como un canario en la jaula al que el amo le da el alpiste en la boquita".

Obviamente el empresario era el amo con el alpiste, y bueno, como ya supondreis, al final abrió su propio estudio.

Y en una de estas charlas, Marisa me contó que había caido en sus manos el curriculum de un ingeniero.No supe ni le pregunté qué rama sería, pero me imagino que la mía.Según parece lo había acudido al colegio en busca de empleo.

Marisa, que era muy compasiva con todo el mundo, me decía "¡fíjate, que pena, un ingeniero y en paro!" Echñe un vistazo al curriculum pero tampoco vislumbré demasiado. "Con lo preparado que está, mira y con carnte de conducir, eso es una cosa muy buena".Saltaba a la vista que el hecho de que un ingeniero estuviera parado sin encontrar trabajo chocaba a la pobre Marisa, y en ese entonces, yo que estaba orientado a estudiar una carrera en el ámbito de la ingeniería me dije a mí mismo que pondría todos los medios para que eso no me pasara a mí; estudiaría sin descanso para ser el mejor, para destacar y de esa forma mantenerme en el candelero, y asi no convertirme en ese ingeniero cuya foto veo en la lejanía, separado de mí por ya ¿cuantos años?... casi siete, dios, cómo pasa el tiempo!

Pero... hay veces que no es cuestión de estudiar, ni siquiera es culpa de uno mismo, y además, ya no soy cómo era cuando tenía deicséis años, no tengo ese empuje que me caracterizaba, se notan los años en el aula, pero eso no quiere decir que haya perdido la ilusión por trabajar en lo mío.

Al recordar esta anécdota irónica, sentado en silencio en el salón de mi casa, una sonrisa cruzó mi cara.Recordar esa época me trae a la mente un sinfin de momentos que vivi en mi etapa de bachiller, cuando la meta era obtener el titulo, y por qué no decirlo, cuando la vida era más sencilla, y se reducía a mantener el paso por el camino de la enseñanza.

Dulce nostalgia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu tiempo :)