miércoles, 3 de junio de 2009

EL PRINCIPIO DEL FIN

En el día de hoy me gustaría contaros una historia. Una historia en la cual me voy a apoyar para haceros partícipes de una noticia que ya es un secreto a voces en mi entorno. Listos? Pues vamos allá:


Ocurrió hace años, que un bachiller recién titulado ingresó en una universidad de la capital.Como cualquier primerizo, iba con l ilusión por comenzar sus estudios y terminar lo antes posible la carrera para salir a trabajar.Aunque no le iba la vida en hacer amistades, ya que tenía su vida fuera, se mostró sociable y agradable con todo el mundo, y agradecía los gestos amables que tuvieran con él.

Y así, hablando con todos un poco, y conociendo más y más compañeros, fue como por casualidad conoció a otro compañero muy especial. A través de un amigo en común empezaron a hablar en clase de química, y el recién conocido al ver como se desenvolvía el muchacho con la asignatura le regaló un cumplido diciéndole que "era un hacha".

El cumplido fue bien acogido por nuestro prota, y a raiz de ese primer contacto, los dos muchachos comenzaron a hablar entre las clases, y se hicieron parte de la misma pandilla, la cual estaba integrada por todos los recién llegados a la universidad ese año.

Aunque también tenían muy buena amistad con los demás, la confianza entre ellos fue creciendo con el paso de los días, y eso que a priori nuestro prota se hizo una idea equivocada de su compi creyendo que era el típico niñato que iba a pasar el rato a la univerisdad, debido a que le echaron un día de clase de álgebra. Al hablar con él se enteró de que no fue su culpa, sino la de sus compañeras de al lado.

El caso es que fuera como fuere, con cada conversación se iban conociendo más, y al final, decidieron hacer equipo... sin saberlo. Todo fue espontáneo, no hubo falta acordar ni decir nada, no había un pacto tácito entre ellos, sencillamente empezaron a preocuparse por los asuntos académicos del otro, bien fuera apuntes, ejercicios, compartían información, si se enteraban de algo útil corrían a decírselo al otro por si le era de ayuda... la camaradería surgió sola.

Con el transcurso de los días,y el contacto continuo, llegó un punto en que las conversaciones no se reducían a lo meramente profesional, sino también a temas más alla de los muros de la universidad.Empezaron a tomar el café en los descansos, y las bromas y comentarios aparecían con fluidez porque su interlocutor les trasnmitía cercanía.

Comparando la trayectoria de cada uno, no se parecían en nada: Mientras que nuestro prota había sido de siempre un chico bien, estudioso, responsable, juicioso, sin excerderse en sus actos, y no con muchas vivencias desatadas en su haber, a la contra su camarada había sido en su más tierna adolescencia un "cabra" por decirlo así, con sus corredurías en el pueblo, y en tema estudios, más o menos.

Tal vez en otras circunstancias y en otro tiempo estos dos muchachos no se hubieran tratado, pero estaban en ese momento y en ese lugar compartiendo un mismo objetivo: Aprobar.

Mientras que uno estaba motivado por las ganas de prosperar, el otro se movia por el impulso de salir cuanto antes a trabajar, que era lo que más le gustaba.

Las semanas volaron en el calendario y llegaron los temidos examenes de febrero. Para nuestro chico, las cosas fueron bastante bien, no así para su camarada, que no cumplió sus expectativas.

Entonces ocurrió algo: Al camarada le cambió el humor y estuvo unos días distinto a como había estado siempre.Nuestro prota no sabía cómo reaccionar ante esa situación, porque por un lado le comprendía pero por otro se sentía impotente al pensar que no tenía culpa de nada, y no le gustaba estar en ese plan con alguien con el que siempre había estado bien.

A los pocos días, su camarada recuperó el humor habitual pero hubo un antes y un después de eso.

Aun con todo, la estrecha relación de los dos muchachos dio paso a una amistad.Empezaron a coincidir con los de su pandilla fuera de la uni, a celebrar cumpleaños, esas cosas...

Las muestras de camaredería y ayuda se siguieron dando entre los dos amigos, con mayor razón. Y los favores que se hacían sobrepasaron las típicas cosas que se hacen entre compañeros de aula, no, estos eran verdaderos favores, de los de verdad.

La gente se dio cuenta de esto, y pudo ver muestras de verdadera amistad hasta el punto de que si uno de los dos no aprobaba un examen, el otro en vez de celebrar su aprobado, se sentía mal por el suspenso.Teniendo una relación tan especial delante de sus narices, no era de extrañar que hubiera quién los "envidiara" (sanamente claro) por aquello que tenían y en más de una ocasión no faltó quien les dijera que ojalá tuvieran a alguien asi.

Gracias a esto, la carrera se hizo mucho más llevadera, porque además, los dos pasaron a curso por año, y el resto de compis se quedaron rezagados en cursos anteriores.Tenían con quien hablar, y sobre todo alguien que entendía por lo que estaban pasando, y ese fin común de sacar la carrera no hizo sino unirlos.

Sin embargo, no todo fue armonía y entendimiento. Y el dia a día, la convivencia, tiene sus roces.Durante los años que siguieron tuvieron riñas a la hora de trabajar juntos, porque cada uno tenía su propia visión de como hacer las cosas, y no querían ceder.El entendimiento no supo aflorar siempre entre ellos.

Y el último año de carrera, por circunstancias de trabajo, y quien sabe, también por probar qué pasaba, nuestro prota se cambió a un turno distinto al de su amigo, y ese curso no compartieron pupitre.

La pérdida de contacto hizo que se distanciaran, pero mantenían la amistad claro.Lo que pasaba es que nuestro compi a veces no comprendía la forma de proceder de su amigo, y en algunos aspectos no concordaba con él.Cuando no estuvo de acuerdo con su proceder en algo que él consideraba importante, se distanció más y siguió una época sin apenas noticias, sin apenas contacto.

Motivado por el extress del ritmo ajetreado de vida de nuestro chico, los acontecimientos se precipitaron y hubo un choque entre ellos.Pasado un tiempo y recuperada la calma, nuestro prota rectificó y dio ánimo de buena fe por seguir igual que siempre con su amigo.

Recuperaron el contacto, como si no hubiera pasado nada, pero hicieron borrón y cuenta nueva, y el pasado quedó atrás.

Aprendieron una lección muy valiosa con todo eso, y su amistad salió fortalecida, como las grandes amistades que duran toda la vida. Ante todo importaba esa amistad,no merecía la pena mosquearse por otras cosas, la vida son dos días...

Pasó el tiempo, y el verse alejados de las presiones de examenes y demás sobrecargas, fuera de la universidad comenzaron una nueva etapa.Como ya no se veían diariamente, cuando quedaban se ponían al dia de las novedades, trabajo, etc.

El amigo de nuestro prota estaba trabajando en una empresa extranjera, y le contaba muchas cosas acerca de su trabajo, se le veía contento.

Nuestro prota se alegraba sinceramente por él y además tenía muy buen concepto de él como trabajador, le veía un chaval muy capaz y con la capacidad de hacer lo que se propusiera.Durante los años que compartieron carrera pudo aprender a valorar todo lo que sabía hacer, que era mucho y actitud emprendedora, algo con lo que a veces no contaba.

Además estaba viviendo tiempos difíciles, al igual que muchos compañeros de su colectivo.Y los momentos de crisis y de malestar se sucedieron a lo largo de varios meses, porque ante la incertidumbre era lo único que le quedaba.

Hasta que un día, recibió un mensaje de su amigo, ofreciéndole una sálida a su situación.No era nada seguro, pero por algo se empezaba y tenía muchas posibilidades de resultar.Haciendo caso a su amigo, nuestro compi llamó inmediatamente y puso en marcha esa empresa.

Después de semanas esperando, cumpliendo con su palabra, nuestro prota levantó el auricular del teléfono para llamar a su amigo y comunicarle que gracias a él había encontrado un trabajo.

Me imagino que no hace falta que os diga que el protagonista de esta historia soy yo, pues desde el principio se veía claramente... pero sí, esta historia que os he relatado es la historia de una preciosa y bonita amistad que dura ya muchos años, y los que le quedan.Además que la intensidad y la cercanía con la que la he vivido no se puede medir en el número de años que tiene, porque he pasado tanto tiempo con este amigo y he compartido tantas vivencias que me pareciera que le conozco de toda una vida.

Y aparte de todo los buenos momentos, y todo lo que esta amistad me ha aportado, como si no fuera suficiente, me ha proporcionado la oportunidad de trabajar de nuevo como ingeniero, y en una importante empresa del sector. ¿Cómo no voy a estar agradecido a esta persona?

Este gesto no hace sino consolidar la profunda admiración y el cariño que profeso a este AMIGO mío, con mayúsculas.Le estaré eternamente agradecido, independientemente de como me vaya, pero él con ese gesto me proporcionó un rayo de esperanza entre la densa neblina de estos meses anteriores en los que la incertidumbre, y el no saber que hacer en un futuro próximo dominaban mi día a día.

Pues sí, gente, sí, después de cuatro largos meses, he encontrado un resquicio para colarme en el mrecado laboral.Podré seguir ganando experiencia como técnico y comenzar a desarrollar mi carrera.

Pero claro, esto también tiene su contrapunto: Este amigo se ha cargado al INGENIERO EN PARO, al cual le quedan muy pocos días de vida.Quien sabe, puede volver, la vida da muchas vueltas y el mercado laboral es muy inestable, pero de momento, se va.

¿Quien me iba a decir que tendría seguidores? Porque sin yo saberlo, cuento con más lectores de los que creía.Esta claro que son unos pocos nada mas, pero ya son más que cero, jeje, y para mí es un placer que me dediqueis un poco de vuestro tiempo en pasaros por aquí.

Antes de terminar, quisiera tener un último gesto:

Para ti , AMIGO MIO, va dedicado este blog, porque gracias a tu ayuda y confianza en mí, has contribuido al fin de una etapa, y en reconocimiento a esa amistad que nos une desde hace muchos años y que valoro como un tesoro, te dedico este espacio que me ha servido para expresar mis pensamientos e ideas más personales, y mis sentimientos más íntimos.
Te deseo lo mejor y por supuesto cuentas con mi ayuda incondicional.

Y a mis lectores, queridos incondicionales, os mando un abrazo.
Se despide con cariño,

EL INGENIERO EN PARO

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